jueves, 18 de septiembre de 2014

ni un pelo de tonta


Marilyn Monroe, ni un pelo de tonta


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“No quiero hacer dinero. Yo sólo quiero ser maravillosa.”
En la crónica negra de Hollywood existen muchos casos que el paso de los años ha transformado en leyendas, pero probablemente ninguno de ellos sea más escabroso, extraño y trágico que el deNorma Jeane Mortenson, que el mundo entero conoció, y conoce, con el nombre de Marilyn Monroe, y que el 5 de agosto de 1962 no se sabe muy bien si se suicidó o la suicidaron. Al parecer, tenía no pocas razones para llevar a cabo lo primero, y sin lugar a dudas hay numerosos motivos para pensar que lo segundo es muy posible, con lo que, entre razones para suicidarse y motivos para que la suicidaran, parecía imposible que ésta, al mismo tiempo oscura y luminosa, mujer pudiera vivir más allá de los treinta y seis años, como finalmente ocurrió. Pero Marilyn existió al menos, y su vida derrochó una luz mucho más intensa de la que sus contemporáneos adivinaron.
Esta aparente “rubia tontita”, este “ángel descarriado”, era una portentosa actriz de comedia, y parece dudoso que nadie pueda arrebatarle ya la condición de “sex-symbol” supremo en la historia del cine. Pero, aunque tenía mucho de descarriado, no tenía nada de tontita. El próximo miércoles sale en España a la venta un volumen con poemas suyos completamente inéditos que vienen a demostrar, de nuevo y quizá definitivamente, que esta asombrosa mujer era mucho más de lo que la permitieron ser, que poseía una sensibilidad, una dura fragilidad y un impulso creador que trascendían, con mucho, su imagen pública. Cuando conocí que estos poemas salían a la luz, procuré leerlos en inglés (por canales poco ortodoxos, por decirlo suavemente, porque pensaba que no verían la luz en España): pocas veces he podido acceder al alma de una persona a través de sus versos y palabras como lo he hecho con el volumen ‘Fragmentos’.
Norma Jean, que había nacido el 1 de junio de 1926 en Los Ángeles, vivió una infancia miserable, una adolescencia casi infernal, y una adultez llena de altibajos anímicos. No conoció a su padre, y su madre era incapaz de cuidar apropiadamente de ella, debido a problemas emocionales que conllevaban ataques nerviosos, por lo que la pequeña Norma fue una niña que se trasladaba de hogar en hogar, de los padres adoptivos de su madre, a la casa de su mejor amiga. Comenzó a sufrir abusos sexuales con ocho años, y de nuevo a los catorce. Aunque seguro aseguraba que su peor recuerdo fue cuando vio morir a su perro de varios balazos. A los dieciséis se casó para llevar una vida un poco más tranquila y para evitar ir a un orfanato. Pero pronto se quedó sola de nuevo, pues había estallado la Segunda Guerra Mundial y su marido, de veintiún años, se alistó en la marina y terminó en Australia.
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Poco le importó, ya que arrancaba de manera fulgurante su carrera como modelo. Se tiñó el pelo de rubio platino y se lo alisó (lo tenía muy rizado y de un vivo color rojo), y en 1946 su belleza ya era conocida en medio país por sus portadas en revistas. Su marido fue el primero en oponerse a su carrera, y Marilyn (que ya se había cambiado el nombre por consejo de sus “dueños”) decidió divorciarse de él, pues no estaba dispuesta a abandonar su sueño de ser una gran actriz. Y aunque sus inicios fueron lentos y en roles muy pequeños, no se dejó hundir por el desánimo y perseveró. Su primera aparición fue de la mano de George Seaton y Edmong Goulding en ‘The Shocking Miss Pilgrim’ (id, 1947), protagonizada por la mítica Betty Grable, pero en la que Monroe ni siquiera salía acreditada. Tampoco fueron importantes sus papeles en dos películas tan notables como ‘La jungla de asfalto’ (id, John Huston, 1950) o ‘Eva al desnudo’ (‘All About Eve’, Joseph L. Mankiewicz, 1950), pero en la década de los cincuenta fue escalando, paso a paso, en popularidad y en fama.
Un poco más importante fue su papel en la desternillante y genial ‘Me siento rejuvenecer’ (‘Monkey Business’, Howard Hawks, 1952), pero su año, al menos en cuanto a fama, fue 1953, pues se consolidó como el gran sex-symbol de la época con la floja ‘Niágara’ (id, Henry Hathaway), repitió de manera deslumbrante con el gran Hawks en ‘Los caballeros las prefieren rubias’ (‘Gentlemen Prefer Blondes’), y puso su nombre delante del de Betty Grable en la divertida ‘Cómo casarse con un millonario’ (‘How to Marry a Millionaire’, Jean Negulesco). Dos años después, volvió loco a medio mundo con su papel de rubia atolondrada y sensual en ‘La tentación vive arriba’ (‘The Seven Year Itch’, Billy Wilder). Norma Jeane ya era Marilyn Monroe, pero no le bastaba y quería ser respetada como gran actriz. Acudió al Actor’s Studio de Lee Strasberg y participó en la fascinante ‘Bus Stop’(id, Joshua Logan, 1956), quizá su mejor interpretación fuera de la comedia, y su papel más sincero y más autobiográfico. También en el infierno de rodaje de ‘El príncipe y la corista’ (‘The Prince and the Showgirl’, Laurence Olivier, 1956), en la que le pasaba de actriz florero de un genio egocéntrico, a robarle todos los planos por su belleza y naturalidad.
Sólo haría tres películas más, convertida ya en la actriz más taquillera de Hollywood y en una estrella de fama mundial. Pero cuanta más fama y dinero tenía, más sola y más miserable se sentía Marilyn. Su melancolía y autodestrucción fueron creciendo exponencialmente. Tras Joe DiMaggio, se casó con el dramaturgo Arthur Miller, quizá con la esperanza de estar con un hombre culto e inteligente. Se volvió adicta a los somníferos. Tomaba grandes cantidades de champán (aunque le proporcionaba terribles jaquecas) y todo tipo de alcohol. Se sentía atrapada en un rol que ella misma se había construido para triunfar, pero del que deseaba salir convertida en una buena actriz. Los directores tenían miedo a trabajar con ella, por su frecuente falta de concentración, sus retrasos en los rodajes, y Wilder hubo de darles la razón, pues al repetir con ella en ‘Con faldas y a lo loco’(‘Some Like it Hot’, 1959), comprobó lo infernal que era trabajar con una mujer tan desorientada y desmotivada. Su interpretación fue tan brillante como siempre, pero Wilder llegó a odiarla con toda su alma.
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Su sonado romance con Yves Montand, estando ambos casados, a raíz del rodaje de ‘El multimillonario’ (‘Let’s Make Love’, George Cukor, 1960), la dejó definitivamente en la ruina emocional. Le pidió que dejara a su esposa y ella haría lo mismo con Miller, pero Montand se negó. Un año después, se divorciaría de Miller, quien un tiempo más tarde relataría en su ‘Después de la caída’, los cinco años de tormentosa relación con Monroe. Todo ello, más el traumático rodaje de‘Vidas rebeldes’ (‘The Misfits’, John Huston, 1961), terminó por hundirla en el alcohol y la depresión. Era una mujer de enorme sensibilidad que para el mundo no pasaba de objeto, de un concepto. Empezó a acostarse con docenas de hombres, la mayoría desconocidos a los que se encontraba en la calle. La ineptitud de su terapeuta Ralph Greenson, que más que ayudarla empeoró su depresión fomentando su neurosis, y su relación con los hermanos Kennedy, fueron la puntilla final a su soledad y su amargura.
En las pocas escenas que llegaron a rodarse de ‘Something’s Got to Give’ a Marilyn, que acaba de salir de una cura de desintoxicación, se la ve increíblemente bella y frágil, quizá más atractiva que nunca. Había dejado atrás la juventud y se asomaba a una espléndida madurez, rebosante de elegancia e inteligencia. Fue despedida a las pocas semanas de rodaje. Poco se sabe con certeza de su vida sexual de por aquel entonces, pero es muy probable que fuera frenética y que los Kennedy se la beneficiasen por turnos. Algunos afirman que llegó a chantajear a Robert Kennedy con tal de que no la abandonase. La mezcla de inteligencia y de dependencia emocional de Marilyn explotó con una dosis elevadísima de barbitúricos la noche del 4 al 5 de agosto de 1962. Penoso final para una mujer asombrosa, que aún tenía mucho que ofrecer como actriz. Nunca cesarán los rumores de asesinato inducido por parte de los Kennedy o de la mafia, como de la innumerable lista de amantes de la actriz.
Pero todo ello no debería eclipsar su carrera y su personalidad, entre las más rebeldes y valientes de su tiempo, que ahora, con la edición de sus poemas inéditos, termina por dibujar el perfil de una trágica estrella con múltiples y diferentes gustos creativos. Una voluptuosa criatura que albergaba a una insegura y audestructiva mujer. Y una insegura mujer que escondía a una genuina y compulsiva artista.

miércoles, 10 de septiembre de 2014

Obras

Foto


La (necesaria) tristeza eterna para el mito

por VICTORIA GALLARDO

«Es triste, pero parece que siempre nos atraen más los personajes desdichados que los felices». Con estas palabras, Marta Rivera de la Cruz, autora de 'Tristezas de amor', pretende explicar cómo Marilyn Monroe, 50 años después de su desaparición, está más viva que nunca. Su cabellera rubia, su vaporoso vestido blanco o, incluso, aquel lunar que Andy Warhol supo plasmar con singular acierto en sus composiciones artísticas, se han convertido en los signos distintivos de uno de los iconos culturales más importantes de todos los tiempos.
Actrices, cantantes, modelos y un sinfín de celebridades más han querido en algún momento ponerse en la piel de Norma Jean Baker. Y es que, si Madonna se inspiró en el número musical de 'Diamonds Are a Girl's Best Friend' para su videoclip 'Material Girl', Scarlet Johansson, Angelina Jolie, Lindsay Lohan, Britney Spears, Rihanna, Nicole Kidman, Christina Aguilera, Charlize Theron, Gwen Stefani, Kate Moss, Jessica Simpson, Paris Hilton, Naomi Watts, Lisa Marie Presley o Kylie Minoge son otras de las divas —y hay muchas más— que han reencarnado a la protagonista de 'Los caballeros las prefieren rubias'.
Una de las últimas en unirse a esta larga lista ha sido Michelle Williams, que ha dado vida a la actriz en 'Mi semana con Marilyn' y fue nominada al Oscar por su interpretación. La propia Williams desveló que, en su adolescencia, un póster de Marilyn adornaba una de las paredes de su habitación. Y es que estamos ante un símbolo que no conoce de épocas ni de fronteras. Marilyn sigue siendo hoy todo un icono, incluso en el mundo de la publicidad. Tal y como expone Vicent Garel, responsable de la reciente campaña de Dior en la que Charlize Theron aparece acompañada de grandes musas del cine como la propia Marilyn, es precisamente esta «universalidad» la que hace a la desaparecida actriz idónea para promocionar la prestigiosa marca: «Estamos ante un potente icono porque, en un mundo cada vez más fragmentado, ella es una figura reconocible. Se identifica en países y culturas que son muy diferentes y con historias muy distintas. Su imagen es uno los pocos símbolos culturales que puede compartir todo el planeta». 
Belén López Vázquez, autora de 'Publicidad emocional', explica cómo Marilyn y otros famosos como James Dean o Elvis Presley salieron del anonimato y, gracias a los medios de comunicación, pasaron a la Historia: «Al tratarse de un personaje tan famoso, es capaz de generar una enorme confianza. Es un gancho para el consumidor por la cercanía que transmite». Pero Marilyn es algo más que una cara bonita, y es ese algo lo que la hace tan especial: «Ella es capaz de despertar sentimientos y por eso su imagen vale más que mil palabras, porque son las imágenes emotivas las que mejor se registran en el cerebro y las que mejor se recuerdan», añade.
Ese mismo recuerdo es el que mantiene a Marilyn eternamente joven. «Pase lo que pase, siempre seguirá siendo sexy», asegura Mencía de Garcillán, autora de 'Marketing y Cosmética' y directora del Departamento de Marketing de Laboratorios Esseka. «Por muchos años que pasen, un personaje de tanta belleza y sensualidad siempre será una gran prescriptora». Además, tal y como explica esta profesora de la Universidad Complutense, otro de los valores con tendencia al alza que posee Marilyn es «la nostalgia», que permite que las marcas se vuelvan «atemporales, siempre reconocibles y con valores que superen los cambios de moda».
Pero, ¿qué habría pasado si Marilyn no hubiera muerto tan joven? José Cabrera, escritor y médico forense autor de 'CSI: Marilyn', tiene muy clara su postura: «Si hoy tuviera los 86 años que debería, retirada en alguna mansión de Los Ángeles, no sería lo mismo. La muerte súbita, abrupta y misteriosa en un momento crucial de su vida personal la hizo eterna. Este halo de misterio romántico es el que la ha hecho inmortal». Algo parecido piensa Marta Rivera de la Cruz, convencida de que, en torno a esta actriz, siempre hubo ciertas dosis de «malditismo» que contribuyeron a que su figura nunca cayera en el olvido. «Cualquier artista que muere joven se convierte en una pieza de leyenda. En el caso de Marilyn, a la hora de convertirse en un mito, además de su físico explosivo y rotundo, también contribuyó el hecho de que ella sentía que estaba predestinada a la desgracia», afirma. Y, probablemente, ella no imaginó que, décadas después, seguiría siendo tan recordada. «Por su extracción humilde, por su vida de niña y de adolescente y por todo lo que se fatigó, dudo que ella pensase que se iba a convertir en un mito», asegura Ignacio Carrión, autor de 'Buscando a Marilyn'.
Esta conversión de mujer a icono eterno es la responsable de que podamos encontrarnos con Marilyn al doblar cualquier esquina: «Estamos ante un mito absolutamente trágico: nos purgamos de nuestros terrores a través de la emoción y ante el espanto de la vida de esa pobre actriz. El paso de mujer a símbolo es como un ritual de sacrificio humano, ya que nuestra necesidad de mitos trágicos para explicarnos nuestra vida o purgar nuestro miedo crea esos mitos y luego los destroza», afirma Rafael Reig, autor de una de sus autbiografías.
¿Conocerá el mundo algún día otra Marilyn que deje una huella imborrable? Rivera de la Cruz tiene sus dudas: «No creo que ningún famoso contemporáneo tenga algún día la misma relevancia. La televisión ha desmitificado a las novias del cine. Antes, los actores eran seres maravillosos e inalcanzables. Hoy entran en nuestros salones, y eso les quita ese aura. ¿Cuándo podríamos haber visto a Marilyn con una coleta, un pantalón corto o unas zapatillas de deporte?». José Cabrera afirma lo mismo con rotundidad: «No creo que nadie arrastre hoy en este mundo mediocre la fuerza que Marilyn tenía, ni dejar esa huella mágica que dejó».
¿Desaparecerá el espíritu de Norma Jean algún día de nuestra memoria? Para Reig, «nada está a salvo del olvido. Cuando les dejemos en paz, Marilyn y Shakespeare, por fin olvidados y a salvo, se tomarán juntos una botella de champán, seguro. Y quizá la compartan con el Che Guevara».
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Hombres de marilyn





Tres maridos, múltiples amantes

por RAQUEL QUÍLEZ

«Sola. Estoy sola. Siempre estoy sola. Sea como sea». Los versos de la mujer más triste del mundo, escritos en uno de sus cuadernos rescatados hace apenas dos años, desnudan a una Marilyn Monroe insegura; asustada. Siempre lo fue: la mujer más deseada de Hollywood nunca se quiso y buscó el consuelo en multitud de hombres. Pero no logró sacudirse la sensación de abandono. Ni sus tres maridos ni sus múltiples amantes —de los hermanos Kennedy a Elia Kazan pasando por Tony Curtis y Marlon Brando— lograron que fuese feliz.
Marilyn buscaba la autoestima en otros. Quizás su complicada infancia, con un padre ausente, una madre desequilibrada, hogares de acogida y agresiones varias, hizo que el mito anhelase el abrazo protector de un hombre. Apenas tenía 16 años cuando se casó por primera vez. Era 1942 y el elegido, un obrero aspirante a policía llamado James Dougherty.  Ex capitán de fútbol y delegado de clase, tenía 20 años cuando empezó a salir con Norma Jean Baker. No conoció a Marilyn Monroe. Su familia había sido vecina de Grace Goddard, amiga de la madre de Norma Jean, que vivía entonces con ellos. «Iban a mudarse y decidimos casarnos para impedir que volviese a una casa de acogida. Estábamos enamorados», recordaría más tarde Dougherty. Así, el gran mito sexual se convirtió en ama de casa en una relación que, en apariencia, funcionaba, aunque algunas de sus cartas dejaron ver después que su marido era infiel.
Dougherty fue reclutado para la II Guerra Mundial y en su ausencia, la joven se convirtió en una modelo cotizada en Los Ángeles. Y buscó la compañía de otros hombres para mitigar la soledad que le angustiaba. Hollywood pronto la reclamó y ella tramitó un divorcio que se concretó en septiembre de 1946. Habían estado juntos cuatro años. Al volver a casa, Dougherty intentó convencerla de que volviese, pero ella se negó. Iba a convertirse en Marilyn. «Quería firmar un contrato con la 20th Century Fox en el que decía que no podía estar casada», contó Dougherty en 1984.
Su segundo gran hombre fue Joe DiMaggio, el jugador de béisbol con el que se casó cumpliendo el sueño americano de ver juntos a dos de sus mitos: el ídolo de los Yankees con la diva de Hollywood. Se casaron en 1954 —antes, el escritor Robert Slatzer asegura haber sido su esposo durante una semana en 1952, aunque no hay pruebas de ello—, pero el compromiso duró sólo nueve meses, pese a que siguieron viéndose durante años. El deportista, muy conservador, era incapaz de adaptarse a la vida de la estrella. Le parecía una ofensa que la deseasen más hombres y vivióhistóricos ataques de celos. Quería apartarla del espectáculo y guardarse toda su explosividad para él, pero ella no cedió. Que la amó lo demuestra el hecho de quedurante los 20 años que siguieron a su muerte, envió un ramo de flores a su tumba tres veces por semana. La Parisien Florist, de Hollywood, tenía el emotivo encargo.
Arthur Miller, el intelectual, el judío, le vio por primera vez en 1951, cuando ella tenía 25 años y él, diez más. Se casaron cinco años después —cuando aún se especulaba con una reconciliación con DiMaggio—, en una ceremonia en la queMarilyn se convirtió al judaísmo. Por aquel entonces, los medios ya habían creado una Marilyn superficial, adicta, sexy a rabiar, pero problemática y depresiva. El dramaturgo, ganador de un Pulitzer, quiso salvarla. Parecían felices, pero apenas tres años después el matrimonio encallaba y en 1960, Marilyn tuvo una sonada aventura con el francés Yves Montand cuando rodaban 'El multimillonario'
Marilyn Monroe y Arthur Miller estuvieron juntos hasta 1961. Fue quizás el hombre que mejor pudo entender el vacío que la asfixiaba, el más capaz de valorar su talento y hacérselo creer a ella, pero acabó agotado de esa personalidad enfermiza y la abandonó para marcharse con la fotógrafa Inge Morath, a la que conoció en el rodaje de 'Vidas rebeldes'. Paradojas de la vida, Miller había escrito para Marilyn esa historia en la que intentaba explicar sus contradicciones. «¿Puede un hombre sonreír cuando contempla a la mujer más triste del mundo?», le hizo decirle en la ficción a Gable.
La lista de amantes de Marilyn fue interminable. Como Elia Kazan, descrito así en las cartas que escribió a su psiquiatra, el doctor Ralph Greensom, en 1961: «Me quiso durante un año, y una vez me acunó cuando tenía una angustia muy grande. Y me sugirió que me psicoanalizara». También Marlon Brando quiso cuidarla. Le conoció antes de que fuesen estrellas y mantuvieron una relación intermitente durante años. Quizás fue siempre más amigo que amante y la defendió a muerte cuando la industria empezó a rechazarla por el suplicio que suponía trabajar con el huracán autodestructivo hacia el que derivaba. 
Con Tony Curtis también tuvo una historia que iba y venía. Durante ocho años. Y según el propio actor, incluyó un aborto involuntario. La relación comenzó en 1950 y se reactivó en el rodaje de 'Con faldas y a lo loco'. Marilyn estaba casada con Miller y Curtis con Janet Leigh —la actriz asesinada en 'Psicosis'—, que estaba además embarazada, pero eso no impidió que Tony y Marilyn 'recayesen'. Según ha contado Curtis en sus memorias, ella se quedó embarazada y perdió el bebé poco después de reunirle en una habitación con su marido para contárselo. «Me quedé ahí petrificado. Se hizo el silencio y podía oír el ruido de las ruedas de los coches chirriando en Santa Mónica», describió. Aunque no se ha confirmado, lo cierto es que el actor nunca ha sido cariñoso con la memoria de Marilyn y ha aireado sin pudor intimidades.
Ríos de especulación ha desatado también las aventuras que mantuvo con los KennedyJohn y Robert; documentada en los archivos del FBI y la CIA, preocupados por la amistad de Marilyn con comunistas de Hollywood y por los secretos que pudiese saber del presidente. Existe un informe de 1965 que habla de «fiestas sexuales» con los Kennedy, Monroe, Sammy Davis Jr. y Frank Sinatra, otro de sus amantes fieles durante años. De su relación con el entonces presidente de los EEUU hay pocas pistas. Algunas voces cuentan que él no paró hasta tenerla en su cama y después se desentendió, mientras las más conspirativas añaden que los servicios secretos y los propios Kennedy se encargaron de borrar las pistas. Hay todo tipo de versiones de esta relación, pero no hay testigos. Lo que sí hemos visto todos, y no olvidamos, es ese cumpleaños feliz en el Madison Square Garden, el 19 de mayo de 1962. Tres meses más tarde la diva fallecía en California.
Marilyn sufrió sola y sufrió junto a sus hombres. Ella misma dijo que una estrella era un objeto. Y detestó serlo. Sola. Siempre se sintió sola. Hasta su trágica muerte.


jueves, 4 de septiembre de 2014

Marilyn Monroe

 Norma Jeane Mortenson (Los Ángeles, California, Estados Unidos, 1 de junio de 1926Ibíd, 5 de agosto de 1962) mejor conocida en el mundo artístico por su seudónimo Marilyn Monroe, fue una de las actrices estadounidenses de cine más populares del siglo XX considerada como un ícono pop y un símbolo sexual.


Marilyn Monroe fue encontrada muerta en el dormitorio de su casa ubicada de Brentwood (California) por su sirvienta Eunice Murray el 5 de agosto de 1962. Tenía 36 años de edad cuando falleció.
En 1945, Mortenson empezó a trabajar como modelo y más tarde comenzó su carrera en Hollywood con el nombre artístico de Marilyn Monroe. Desde finales de la década de 1940, apareció en muchos pequeños papeles, gracias a un contrato conTwentieth Century-Fox; durante esa etapa se destacan sus participaciones en The Asphalt Jungle (1950) y All About Eve (1950). Su primer papel protagónico lo obtuvo en la cinta de 1952 Don't Bother to Knock. Su período de mayor popularidad sucedió a partir del año siguiente, cuando encabezó filmes como Gentlemen Prefer Blondes (1953), How to Marry a Millionaire (1953) y The Seven Year Itch (1955). Tras matricularse en el Actor's Studio, fue alabada por la crítica por su labor en Bus Stop (1956). Simultáneamente, en colaboración con Milton Greene, fundó la Marilyn Monroe Productions.2 Su protagónico más elogiado fue el Sugar Kane para la película de 1939 Some Like it Hot (1959), por la que incluso ganó un Globo de Oro a la mejor actriz de comedia o musical.3 En sus últimos años actúo en películas como Let's Make Love (1960) y The Misfits (1960).





Estuvo casada en tres ocasiones –con James DoughertyJoe DiMaggio y Arthur Miller– y se le atribuyeron noviazgos con los hermanos Bobby y John Kennedy. Falleció el 5 de agosto de 1962 a causa de una sobredosis de barbitúricos, en circunstancias nunca esclarecidas. La primera hipótesis que barajó la justicia estadounidense fue la de suicidio, pero esta nunca pudo ser corroborada.

Carrera

Ingreso al medio artístico y debut en el cine (1944-1947)


Marilyn Monroe trabajaba como técnico en la fábrica de municionesRadioplane cuando fue fotografiada en su trabajo para la revista Yank, the Army Weekly, en 1944.
Mientras trabaja en la fábrica, un fotógrafo la retrató en su puesto de trabajo. Sin saberlo, había descubierto a la que poco después sería la gran Marilyn Monroe. Ella, por su parte, logró cotizarse como modelo y fue portada de decenas de revistas.1 5 Pero, su trabajo como modelo era algo que no le gustaba a su marido y éste le puso contra la espada y la pared: o continuaba siendo una «buena» ama de casa o bien emprendía su camino hacia la fama. En 1946, apostando por su futuro, Norma se divorcia de su marido y se presenta a varioscastings. Fue contratada por uno de los ejecutivos de la Twentieth Century Fox para trabajar como extra de cine durante seis meses.10Fue él quien le propuso el nombre artístico de Marilyn Monroe: Marilyn por la actriz Marilyn Miller y Monroe por ser el apellido de soltera de su madre. En sus primeros papeles interpretó a una telefonista en la película musical The Shocking Miss Pilgrim y a una camarera enDangerous Years. La escasa aceptación que estas películas recibieron de la crítica y del público hicieron que su contrato no fuese renovado en 1947.11

Contrato con Fox y revelación como actriz (1949-1952)

En 1948, Monroe firmó un contrato semestral con Columbia Pictures para interpretar a la bailarina Peggy en el musical Ladies of the Chorus.12 La película no tuvo mucho éxito, por lo que su contrato fue rescindido. Sin embargo, a partir de entonces solo apareció en películas producidas por la Twentieth Century Fox desde que firmó un contrato de seis años en 1949.13 14 Participó con un breve papel en la comedia Amor en conserva de los Hermanos Marx, y en 1950 interpretó a Ángela, la amante de un abogado, en la película policíacaLa jungla de asfalto.15 En ese mismo año también participó en la película Eva al desnudo, protagonizada por Bette Davis, donde interpretó a Claudia Caswell, una actriz de teatro. Por sendas interpretaciones recibió críticas positivas.
En febrero de 1951 se inscribió en las clases nocturnas de arte y literatura de la Universidad de California. En ese año interpretó, en varias películas de bajo presupuesto como Home Town Story, As Young as You Feel y Love Nest, papeles secundarios.17 Las perspectivas de su carrera comenzaron a mejorar cuando actuó a las órdenes de Fritz Lang en Clash by Night (1952), con un elenco que incluía a Barbara StanwyckPaul Douglas y Robert Ryan. Nuevamente su actuación recibió buenas críticas y poco después actuó en We're Not Married, comedia donde trabajó junto a Ginger Rogers y Zsa Zsa Gabor, y en Don't Bother to Knock, un thriller donde interpretaba a una niñera perturbada a la que vigila Richard Widmark. Fue su primer papel protagonista y, en palabras suyas, le exigió escenas de gran carga dramática, pero no obtuvo el éxito esperado. En Monkey Business (Me siento rejuvenecer), donde fue dirigida por Howard Hawks y actuó junto a Cary Grant y Ginger Rogers,18 19 mostró, por primera vez, la que sería su imagen definitiva: melena corta ondulada en un rubio platino. Pocos años antes se había sometido a una discreta rinoplastia.

Marilyn monroe desnudo


 Marilyn Monroe, fue una de las actrices estadounidenses de cine más populares del siglo XX considerada como un ícono pop y un símbolo sexual







Mientras trabaja en la fábrica, un fotógrafo la retrató en su puesto de trabajo. Sin saberlo, había descubierto a la que poco después sería la gran Marilyn Monroe. Ella, por su parte, logró cotizarse como modelo y fue portada de decenas de revistas.1 5 Pero, su trabajo como modelo era algo que no le gustaba a su marido y éste le puso contra la espada y la pared: o continuaba siendo una «buena» ama de casa o bien emprendía su camino hacia la fama. En 1946, apostando por su futuro, Norma se divorcia de su marido y se presenta a varios castings. Fue contratada por uno de los ejecutivos de la Twentieth Century Fox para trabajar como extra de cine durante seis meses.10 Fue él quien le propuso el nombre artístico de Marilyn Monroe: Marilyn por la actriz Marilyn Miller y Monroe por ser el apellido de soltera de su madre. En sus primeros papeles interpretó a una telefonista en la película musical The Shocking Miss Pilgrim y a una camarera en Dangerous Years. La escasa aceptación que estas películas recibieron de la crítica y del público hicieron que su contrato no fuese renovado en 1947